ELENA RUIZ y FRANCISCO MOREJÓN
El pasado jueves 7 de julio comenzó el ciclo MÚSICAS DEL MUNDO EN GRANADA. En la Pérgola del Carmen de la
Victoria pudimos disfrutar del concierto ofrecido por Raúl Alcover, músico del
Mundo y del Realejo, con su música recitada y su poesía cantada.
Comenzó solo con su voz, en un jaleo de bulería de cantaor que se pasó
a la canción de autor. Continuó pintándonos de rojo rubí los labios de “Boca Loca”, y repasó, uno por uno, el
firmamento de “Poetas”, amando con los
versos de Cernuda, confesando con Neruda que había vivido, y con Javier Egea
que había bebido, para terminar reconociendo, sin rubor, que había querido.
Repasó y rindió, y rendimos, tributo a los que no están y siguen con
nosotros. Recordamos a la recién mujer de veinte años con cuerpo de ola, de
Hilario Camacho, posiblemente la misma mujer que encendía la pasión gitana y
sangre española, cuando estaba con ella a solas, de Manolo Tena.
De Carlos Cano nos trajo el recuerdo de que la Cultura y la Música son
capaces de mover conciencias y cohesionar causas, así el Manifiesto Canción de
Sur tuvo a Raúl Alcover como benjamín, donde se pedía por la libertad en
Andalucía, en España y para toda la Humanidad.
Cantó también a los que están, a los que vienen, a los que tienen que
emigrar, jugándose la vida si hace falta, no solo en el Egeo, también aquí en
Alborán. Cantó contra las guerras y quienes las hacen. Recordó y cantó a su
amigo Andrés Vázquez de Sola, que también tuvo que emigrar, y que hoy sigue
alzando su pluma, que tanto ha dibujado, para escribir bien alto contra la
injusticia del rechazo hacia aquellos que vienen arrastrados “por la necesidad de ganar el sustento allí
donde se pueden recoger la migajas que otros tiran”. A los que así llegan
les dice “Andresito” en la
introducción de su libro “Cenizas de un mar en llamas” lo que deberíamos
decirles todos: “Vosotros trabajadores
inmigrantes que venís a honrar a nuestro país con vuestra presencia y a
enriquecerlo con vuestro trabajo: Bienvenidos seáis”.
Y fue terminando la noche, la “Noche
Canalla”, cantando a la que posiblemente fuera la misma mujer que su padre
no quería que saliera sola y te metía el mundo en una caracola. La que, como la
Janis Joplin, se perdió en un bosque de jeringas brillantes por las colinas de
Ketama, por donde nos decían que se llegaba al mar, a lomos de un caballo de
hermosos ojos negros. Cantó a esa mujer a la que sus labios tornaron del rojo
rubí al morado Perfait-Amour.
Pero la noche canalla no la terminó sólo Raúl. Con su armónica hecha
bandoneón arrabalero, y en apenas dos metros cuadrados, la sensualidad danzó
entrelazada por Juana García y Julio Robles, transmitiendo toda la emoción del
Tango.
Y lo que comenzó a compás por bulerías acabó con un lamento del Río de
la Plata, bailado y cantado, que nos hizo sentir la emoción de estar vivos, y
de que la Música une y no tiene fronteras.
Queda agradecer a todos los asistentes su participación, a Raúl su
magnífica aportación al Ciclo, y a Juana y Julio su colaboración, así como a
Iñaki que nos brindó un sonido perfecto. Y muy especialmente agradecer a Anton,
nuestra Directora y alma del Carmen de la Victoria, que en las circunstancias
personales de ese día, nos acompañó y apoyó con su inestimable presencia.
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